sábado, 25 de julio de 2015



                       
                 México, entre "neo héroes de la patria"

    

    México ha conocido a su mesías y dios en López Obrador desde el 2002, y ahora tiene la aparición del caudillo justiciero de una revista vaquera, "el Bronco", con una sombra de un ídolo de fanáticos del momento: "El Chapo". Tenemos un México lleno de redentores.

    Estas tres personas responden a diferentes sectores, y a la vez, a un mismo reclamo:
Pobreza, ignorancia, enriquecimiento ilícito, desequilibrio desproporcional de la riqueza, corrupción e impunidad, han originado que la gente busque sus famosos de telenovelas. Personas desesperadas ante tanta insensibilidad e irracional de nuestros gobernantes, que no merman ni un poco su despotismo y desprecio hacia sus vidas, y al clamor general de sus voces.

     Un Peña Nieto que no regresó de Francia; un Osorio Chong y Arely Gómez que dicen que no renuncian y, que le hagan como le hagan no los moverán: es igual a las Casas Blancas de esas meretrices que los rodean: Cínicos, buitres y soberbios, capaces de devaluar más el peso mexicano para abandonar después corriendo el país entre robos.

     De la pobreza salen los deseos más desesperados de "grandeza": de jugar al secuestro, de asesinar sin piedad a los amigos, familiares o personas, de jugar a las narco ejecuciones, de prostituirse por dinero y de comenzar a vender droga, de ganarse el respeto y de crearse una fama, y de tener el único tema en la boca, de ser como el Chapo Guzmán.

    Soñar con camionetas caras, tener rolex, armas de oro y piedras preciosas, autos deportivos y placeres mundanos, darse la gran vida, y desviarse del objetivo de salir del hoyo. El mensaje del presidente Enrique Peña Nieto es claro: sé cómo el Chapo (los que lleguen con vida a ese nivel; claro esta, porque hay competencia entre sicarios y peleas cotidianas entre militares o policías).

    No es lo mismo un Pablo Emilio Escobar Gaviria "El Patrón", que ese Carlos Slim de México de narcocorridos que agarra fama entre latinos, y hasta saldrá en Hollywood. Y si lo piensan bien, los que manejan esta realidad de estos peones sicarios son los que en verdad deberían adorar y ponerlos en el altar de los justicieros. Jugar a la guerra, un negocio entre poderosos (no hablo de AMLO, Calderón, Vicente Fox o los antepasados de Peña), sino aquellos que representan el 1% del mundo y se deshacen de la población confundida a la cual manejan a su placer. 

    Las vidas humanas son los verdaderos daños colaterales para estos hombres que superan a Josef Mengele y Shiro Ishii (Masaji Kitano, Yoshio Shinozuka, Yasuji Kaneko). Fomentar al profeta elegido del país ya está muriendo, lo de hoy es ser un narco-millonario vengador (Un Bronco o un Chapo Guzmán), y seguir jugando con este personaje a la guerra entre los mismos "desdichados": fomentar la delincuencia, y disminuir el crecimiento poblacional con guerras absurdas, tener a la gente en hambruna, en el desempleo, en la opresión de ivas, impuesto, etc, y seguir inculcando el pesimismo y conformismo, el sistema de pesadumbre, con la esperanza de cambiar y cambiar sin ver ningún cambio de fuerza y duradero. Poner al punto de la adecuada desesperación y la locura de todos sexenio tras sexenio: destruir almas y vidas en este circulo vicioso.
    
     Así como debemos de dejar de creer en los políticos inútiles que ya no han hecho nada, y se dedican a hablar y ambicionar el poder máximo, no debemos fomentar más como estilo de vida las películas como: "Sangre por sangre", "Historia Americana X", "Tres metros sobre el Cielo (Cumbia Ninja)", ni las vidas bizarras como "Naranja mecánica" o "Kids"., etc. La vida criminal, el ser participes de la delincuencia activa, no debe de ser legado de esta frustración y autodestrucción de los mexicanos. La cultura, el azar y el medio social son muy independientes del individuo y su naturaleza de ser bueno y salir adelante con los suyos con INTELIGENCIA. El meollo de todo es mantenerse con vida y disfrutar de este breve espacio al máximo y no con temores.

     Un Colosio murió, y no hay NINGUNA reencarnación entre los millonarios Andrés Manuel López Obrador y el extravagante Jaime Rodríguez Calderón; no hay esperanzas para nadie si los gobernados no ven de dónde salen sus héroes, y si sus gobernantes no dan signos de cambiar en vez de buscar votantes con desespero para el 2018. Trabajar día a día y pedir a sus encargados cuentas de este país, en vez de crucificar partidos y personas por errores de otros. La cultura de "La Ley de Herodes" debe morir desde nosotros mismos que ocupamos el último escalón.


     Los candidatos deben ser aclamados por los partidos, y deben ser votados por los ciudadanos por sus propias acciones: que el mejor preparado saque sus credenciales y gobierne. basta de saquear el placer año con año para emigrar lejos con los bolsillos llenos en dólares y barras de oro. Los gobernantes deben dejar la cultura de "La huida", y del realizar sus actos para solo: "cumplir con el tramite". 




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